Mente divagante

DSC_3625-01Ella viaja por pasajes ya visitados, algunos familiares, otros extraños tras la erosión de las arenas del tiempo. Entra y sale a placer de los más recónditos lugares, explorando los recovecos más ocultos, descubriendo detalles nunca antes apreciados pero que, a pesar del desgaste, perduran. Descubre parajes olvidados, exiliados tiempo atrás, para tu disfrute y sufrimiento sin que a ella la importe lo más mínimo las posibles consecuencias.

Ella, como si de un curioso niño se tratase, te va mostrando con ilusión sus hallazgos. Pone tanto entusiasmo que eres incapaz de obviarla mientras la dejas pasar imágenes ante ti haciéndote sentir algo distinto con cada una de ellas hasta que tu corazón dice basta. –¡¡Para!! ¡Para! Para… por favor… – Suplicas, mientras tratas de ocuparla con otras tareas pero ella, juguetona, pone aún más ganas. Tus defensas flaquean mientras buscas desesperadamente válvulas de escape. -¡POF!-. Caes. Abrumado, preguntándote el por qué de tantos lugares atormentados y tan pocos iluminados, cuestionándote de si en verdad esos es lo que está dentro tuyo o es simplemente lo que ella te muestra.

Los párpados caen y ella, ya cansada, para. Feliz al ver como te has dormido con lo descubierto se marcha de dejándote atrás sepultado por la sal de tus propias lágrimas.