Al principio fue lentamente, casi no era capaz de apreciarlo, ahora cada día que pasa me cuesta más verme. Mis valores y principios caen de mi funambulista camino al abismo, a un mundo que ya desistí de entender. Y para cuando, finalmente, las razones por las que vivo se diluyan en mi vacío, no seré más que un espectro divagante sin necesidad de una cuerda para evitar la caída.