El final del comienzo del fin

20-Noviembre-2005 (Spaces)

Su cuarto era una habitación medianamente grande para los estándares de la zona. Se notaba que era de un chico joven, estaba totalmente desordenada con ropa por el suelo, papeles, mochilas y libros. Había también un viejo televisor que no aparentaba un muy buen estado y a su lado un equipo de música del que se podía decir lo contrario, era muy grande y estaba formado por dos equipos en realidad. En total había 4 altavoces en la habitación. Comprensible sabiendo lo que le gusta la música ha su dueño. La mesa estaba también repleta de cosas, papeles, libros, reglas, bolígrafos, como si la acabara de abandonar pues un pobre luz iluminaba el centro de la misma en donde había un papel con unas rectas pintadas por encima. Justo a la derecha había unos grandes cascos negros, de estos para escuchar música sin oír el exterior… de DJ, ¡eso és! Claramente los acababa de dejar allí porque el reproductor estaba aun encendido. De ellos se oía una música melodiosa y con energía, sin letra, parecían instrumentos antiguos y la sinfonía que interpretaban era triste y melancólica. Una vez la empiezas a escuchar era muchas cosas mas solo hay que oírla para temblar.

En la habitación había dos estanterías llenas de libros, comics y revistas de todo tipo entremezclados y desordenados. Estaba una de ellas encima de la mesa y la otra al la lado contrario de la habitación, eran blancas, rectas, bastante feas, como la mesa. No eran de ese cuarto, era de otra casa, una historia que pasó hace mucho tiempo y que se encuentra cubierta por una gruesa capa de pintura.

Encima de la cama está una especie de gran flexo sujeto a la pared que despide una luz anaranjada embadurnando la habitación entera, esa lámpara se encontraba justo encima de la almohada para poder leer cómodamente.

En la cama hay un chico joven de unos 17 años, pero esto según cuando, ahora con barba nadie pensaría que tuviera menos de 20 y sin ella lo mismo se podría decir. No era alto ni bajo, era mas bien algo alto nada destacable. Tenía pocos hombros pero no estaban caídos, no se puede decir que esté gordo y mucho menos débil. Era un chico muy deportista, en un pasado y ahora solo le quedaban los vestigios de ese pasado.

Estaba en camisa corta, debería de ser muy caluroso porque en esa habitación no se llegaba ni siquiera a 18ºC, aunque también puede que la pelambrera de pelo que le cubría tuviera parte del porqué. El pelo era castaño claro con reflejos rojos, no sabría decirlo, pero no es que fuera demasiado típico aparte de que con el flexo justo encima suyo le hacía el pelo naranja del todo, lo último que dirías de ese pelo es «normal». El color de los ojos era naranja con detalles verdes. Estaban algo juntos, detalle que se olvida rápidamente al ver la viveza y alegría que esos ojos dán. Ahora no se puede decir que esos ojos estuvieran felices, estaban rojos mirando al techo con una mirada perdida llena de melancolía y tristeza inundados en lágrimas que se resbalaban por sus temblorosas mejillas.

Sobre el pecho tenía un papel verde con unos dobleces sujeto por las dos manos con firmeza pero a la vez con cariño y cuidado. Estaba llorando, temblando, abrazando un papel. Se encontraba solo, él es Luis, Luis Íñiguez. A él nunca le hubieras podido ver así hace un tiempo, y no demasiado, era la alegría personificada. Antes su vida consistía en sonreír pasara lo que pasara pero no hace mucho todo eso cambió. Fue el final de su comienzo del fin

Luis
14-11-05

Olvidarme, dejar morirme por dentro, por fuera seré como siempre he sido y seré solo por vosotros.

Comentarios
Alba – 16 May, 2006 – Eliminar
:'(

Alba – 16 May, 2006 – Eliminar
Aquí estamos…..me ha dado por firmarte ahora….^^ pero weno….si por casualidad t da por mirar tus escritos anteriores….t lo pongo 🙂