8-Junio-2005 (Spaces)
Al final lo he puesto, aviso que no es muy bueno.
Hace un tiempo conocí a una persona y su nombre, poca importancia dí, para qué mentirnos, pero siempre la saludaba y ella me respondía sonriente. Cada vez que la veía me hacía pensar. Una persona misteriosa, profunda, era lo que percibía al mirarla. La fui conociendo muy poco a poco debido a que nuestras vidas poco concurrían pero, aún así, salvando las dificultades, la fui descubriendo.
Un día la ví, como cualquier otro, solo un poco y se fue, me dejó, como ya era normal. Ya perdidas las esperanzas, volvió, y yo, como un niño alegre corrí a verla. Hablamos, hablamos durante horas como pocas veces se hace, de esos temas que en verdad a uno le importan. Nos desfogamos, compartimos penas y tristezas y hasta disfrutamos del cremoso sabor de un dulce helado. A pesar de todo esto la vida dejó de sonreirnos y nos alejó, pero nosotros, persistentes, hablamos hasta que, a la cama, felices, fuimos. (separados) 😉
¡Ves como era demasiado específico! 🙂